Una mañana, mi esposa me pidió que comprara repelente de insectos para una fiesta en el área de nuestra piscina. Compré antorchas y combustible, pero colocarlos fue complicado debido a la dureza del terreno y las preocupaciones por la seguridad de los huéspedes. 

Llenar las antorchas fue otro suplicio. Al abrir las tapas para verter el combustible, derramé líquido, matando el pasto y manchando la zona. A pesar de bañarse, el olor persistía. Sólo logré preparar cuatro de las ocho antorchas y su colocación en el suelo suponía un riesgo para los niños durante la fiesta.

Semanas después, mientras preparaba las antorchas para otro evento, encontré más problemas. Las tapas se atascaron y las mechas se dañaron al abrirlos. Además, derramé más combustible, creando un desastre. Busqué un sistema de instalación y recarga más eficiente en varias tiendas sin éxito y tampoco encontré soluciones en línea. La industria necesita mejorar en términos de comodidad, seguridad y eficiencia de las antorchas repelentes de insectos.